Se acerca la noche y va rompiendo la espuma en la escollera. Las pardelas anuncian la oscuridad en las rocas y una lámpara de ámbar recorre las paredes.
Espero... no sé que espero, pero arde el pecho y han mutado los latidos. Una caparazón de sedas se ha interpuesto a tu ausencia. El deseo las mantiene intactas, prestas a resbalar.
En los sonidos se esconden nuestros silencios disfrazados de murmullos. Y, entre las sedas, siempre se delatan nuestros sueños. La ausencia... la ausencia que quema el alma y aniquila la mirada. Pero, una mañana, una tarde o una noche (qué más da) alguien consigue hacer inútil el caparazón que construimos. Y la palabras brotan solas. Y las sedas, se deshacen en sus dedos. Y el tiempo se hace nuevo. Sin estrenar.
En los sonidos se esconden nuestros silencios disfrazados de murmullos.
ResponderEliminarY, entre las sedas, siempre se delatan nuestros sueños.
La ausencia... la ausencia que quema el alma y aniquila la mirada.
Pero, una mañana, una tarde o una noche (qué más da) alguien consigue hacer inútil el caparazón que construimos.
Y la palabras brotan solas. Y las sedas, se deshacen en sus dedos.
Y el tiempo se hace nuevo. Sin estrenar.
:)
Un beso muy grande.
Moony, no sabes cuánto te agaadezco lo que dices; son pocos los que se interesan en darme esos apoyos e ideas tan necearios siempre. Gracias.
ResponderEliminarUn beso muy grande.